Las estructuras son buenas, empecemos con eso. Siempre que estén bien pensadas, claro. La clave está en que seas tú quien decida qué estructuras vas a tener: Qué hábitos vas a incorporar. Cuáles serán tus prioridades. Cómo será tu rutina. Si hoy decidieras incorporar una estructura impuesta por otra persona, y que no deje espacio para lo que tú consideras importante, vas a fracasar y te convertirás no solo en una persona inflexible, sino que también te vas a frustrar. Entonces, ¿cómo conseguir ese punto medio entre organización y flexibilidad? Aquí te lo contamos en detalle. Hoy charlamos sobre estructuras, organización y flexibilidad.